domingo, 17 de abril de 2016

Papeles pendientes

Parte de mi vida es ordenar estos papeles, clasificarlos, agruparlos por nombre, elegir se destino, su utilidad y si ya no sirven desecharlos a la basura. Pero generalmente no hago eso, siempre sirven, se puede reciclar, o volver a usar como es esto de la reutilización. Poesía, canciones propias, confesiones, palabras que alguna vez me dieron una idea. Cuando lo que escribo no es lo que espero, tacho todo con una línea, nunca borroneo aquellas palabras, quiero que se entiendan porque de alguna manera me llevan a otra cosa, otra narración, otra escritura propia. Y si por bronca, por vergüenza o por lo que pueda llegar a suceder, lo hago, tanto que no se entienda, siempre vuelvo a escribir, aunque sea arriba de lo tachado, borroneado. Las palabras me llevan, me colocan y descolocan de millones de lugares, me mueven, me inspiran y me hacen lo que soy. Esto que soy yo, es en realidad parte de lo que jamás seré, y de lo que siempre fui. Tal vez no me enamore de alguien, tal vez no conozca la compañía de un otro, pero sé qué es lo que me gusta de ella, y cómo la conocí. Viéndola horas y y horas mirándose al espejo, siempre al natural, nunca se maquillaba. No logro comprender cómo pudo ser que antes se preocupaba demasiado en salir a la calle con maquillaje y ahora no sienta la necesidad de hacerlo. Claro, siempre la misma excusa...'' Los pibes no se fijan en eso, si te amargas por algo y tu sonrisa se desvanece, no dudan en dejar de escuchar tus quejas de 'ay! Estoy gorda, ¿tengo muchos granos? Nadie me da bola' ''. '' No sirve'' . Y tenía razón, porque por más que se maquillen los ojos y quieran cambiar la impresión de su mirada, si sus emociones sobresalen, nada va a cambiar el hecho de que estar triste, desilusionada, o millones de motivos sacados de no sé dónde, para quejarse de lo que no ven de sí mismas, y no van a poder evitar que éstas les ganen de antemano.
Ya había pasado un tiempo prolongado desde aquella vez en que le dije que ese chico, que había conocido en un baile, esos que se hacen de noche y donde se acostumbra tomar bebidas alcohólicas, era un buen tipo, que parecía muy sociable, y que además tenía pinta de ser de buena familia. Pero aunque ahora su amor le pertenecía a él, nunca podrá ver lo que yo veo en ella. Nunca sabrá que a veces soy su única compañía. Que desvelándose en suspiros de algún tal vez conoció lo que es preocuparse de algo como si fuese a terminar el mundo, y perderse entre sollozos que piden que todo salga como esperaba que suceda. Si esto hubiera sido amor, y no amistad creo que no sería tanta la ilusión que me invade. A veces tengo que lidiar con ella. A veces odio que siempre sienta que hace las cosas mal y tenga que disculparse conmigo, sin ningún sentido, que piense que lo único que le queda soy yo y tenga que conformarse con eso. Y yo soy ese ''eso''. Como si fuese la única persona que la entiende, que comprende sus conflictos con gente que conoce muy bien o con personas que le vio la cara una vez en su vida y jamás volverá a recordar, entre gritos de ''dejame caminar tranquila, pelotudo'', o cosas que alguna vez pasaron por su cabeza, y que no se animaría a decir o hacer. Ella sabe defenderse. |Y más ahora que está tan peligrosa la calle y siente la necesidad de salir acompañada. Nunca la escuché quejarse de salir sola, porque me quedaba a jugar a la play en su casa y ella iba a hacer las compras. Que suerte que tuvo conmigo, yo le pasaba los niveles de ese juego que tanto le gustaba jugar, y cuando volvía ya estaba preparada para el siguiente nivel, éramos un buen equipo. Pobre, las cosas que tenía que escuchar cuando salía y yo no estaba para defenderla. Ella me contó, una noche en que no había nadie en su casa y se habían ido todos nuestros amigos, que una vez salió para comprar lo que íbamos a cenar, y para evitar pasar al lado de un grupo de hombres que anteriormente le habían chiflado y dicho groserías cruzó a la vereda de enfrente y cuando dobló en la esquina lo esperaba un tipo con un cuchillo, que la amenazó con matarla si no hacía lo que le decía, que quería que se saque la remera. Lo único que le hizo fue chuparle el cuello, dejándole la saliva y el olor de ese hombre impregnado en la piel y la ropa. Una mezcla de sudor, alcohol y orina, tan nauseabundo. Para su suerte pasaba un hombre con su hijo, y cuando vio la situación no esperó más y se abalanzó sobre este tipo, que salió corriendo desprevenido. Ese día, cuando llegó a casa luego de lo ocurrido, no dijo una sola palabra. Meses después me lo contó y mirándome a los ojos me dijo, como siempre que yo era lo único que tenía, o era al menos lo que yo entendía de las tantas conversaciones que solíamos tener a diario, o casi siempre. Fue ese día en que ella se encerró en el baño, sin antes dar un portazo y decirme ''No entendes'', a lo que yo respondí '' Son cosas de mujeres, déjenla deben ser las hormonas ja ja'' humillándola enfrente de todos sus amigos varones y los mios, ignorándola mientras jugábamos a la play. Ni siquiera levanté la vista de la pantalla del televisor cuando lo dije. Cuando supe de la agresión, arrepentido, me lamenté no haberla acompañado y sentí tanta vergüenza de no haberle preguntado qué le pasaba ese día que cuando terminó nuestra conversación me fui a dormir enojado conmigo mismo, sin saludarla y estuve horas, quizás fueron minutos, pero la verdad es que no me importaba qué hora era, llorando. Me sentía estúpido. Por quedar bien enfrente de mis amigos y los suyos, por un comentario cruel y sin sentido, creí que nunca me perdonaría. Ella hubiera creído que yo era un monstruo, lo peor que puede existir, sin embargo ya no me pide que la acompañe por las noches, por más que yo le insista, y como siempre mi egoísmo, solo para quedarme a jugar a la play. Tengo tanto miedo cuando sale de noche. Miedo a que le ocurra de nuevo el mismo incidente de aquella vez, me imagino las barbaridades que tiene que escuchar, soportar, al salir a la calle. Todavía no comprendo cómo puedo ser tan estúpido de no acompañarla nunca en su vida, si yo hubiera sido ella ya me hubiese dejado de hablar por el chico ese que conoció, pero a pesar de que sale con él nunca me deja de lado. Es tan buena, humilde, no sé que es lo que le pasa por la cabeza que todavía no me mandó a la mierda. No se por qué no le pasa por la cabeza que es tan perfecta, para mi. No se que me pasaba por la cabeza cuando descubrí que era yo la única persona que se quedaba con el llanto, que era yo la persona que siempre la acompañó a todos lados. Y no se daba cuenta de que yo estaba con ella. Tal vez tenga miedo de que me quede de nuevo con ella por las noches. Tal vez tenga miedo. Tal vez tenga miedo yo, de quedarme sin voz ni respuesta. Sin respuesta...sí. Soy yo su única compañía, soy su pensamiento, soy su consciencia. Soy todo de ella. Soy la persona perfecta. Yo me amo a mí. Me amo. Me enamoro de mí. Cada día me despreocupo más por el maquillaje, esclavo, dependencia de tantas personas. Soy yo mi única compañía. Soy yo. Yo me enamoré. Yo soporto. Yo soy ella.