jueves, 7 de julio de 2016

Hormigas

Las hormigas se comen mi cuerpo muerto. Devoran cada parte de mi ser. Llenan sus nidos de la carne que alimentan. Mis venas ahora son sus cañerías por donde exploran, navegando en un río de sangre. Creyendo que las olas rompen en la costa, cierro mis ojos y las hormigas me comen los párpados. El rozar de sus cuerpos en mi piel. Pierdo mis pies en un hormigueo y crecen las infecciones que suben por toda mi pierna. Ojos ya vacíos. Me pudro, en el cielo frío, insectos. Ahora veo mis manos. Siento mi cuerpo y mi piel paralizados, ásperos. Me queman. Mi garganta está poblada de hormigas y mi sangre ha coagulado dentro de mi boca. Siento el peso. Las hormigas me aplastan. No puedo levantarme y estoy invadida. Estoy comida por las hormigas, y los insectos se alimentan de mi olor. Mis rodillas están descubiertas. Ya no hay piel en ellas. Finalmente mi cuerpo es un desecho inútil y putrefacto.