sábado, 18 de noviembre de 2023

¿De dónde?

¿De dónde has nacido?

¿De dónde eres?

¿De dónde has querido?

¿De dónde amas? 

¿De dónde?

Siempre hablando y diciendo las miradas,

como esperando a que el tiempo camine más rápido

Y esperando a que el recuerdo se haga pronto,

sin conocer el encuentro de las manos

Y si alguna vez concreto el beso,

concreto el abrazo, 

concreto el dolor de haberte hecho la cercanía,

si alguna vez volveré a nacerte


Pero si un día ya habiendo perdurado 

con tanta complejidad 

aún en el final

conoceré el tiempo como lo he conocido

dándole a las horas la espesura tan liviana, a veces

y otras llenas de peso, de pensamiento

y ocupando tanto espacio

que parece un mundo habitado 


¿De dónde vienes si no vas?

¿Y de dónde cantas con tanto orgullo?

¿De dónde hablas cuando hablás con mi nombre?

¿Y si tuvieras amor quién te lo sacaría? 

¿Acaso es fácil el amor? 

¿Acaso es tan fácil el amor si no cantas con él?

¿Podrías decirme de dónde vienes? ¿De dónde vienes?


Y cuando vengas sin nacer, no podré quererte aún

Pues el canto del volver es tan difícil de cantar

que aún no he podido saber de dónde vengo,

de dónde soy, a dónde voy, de dónde he querido 








lunes, 4 de julio de 2022

Invasión de sentimientos

 ¿Podrías darme la mano,

levantarme de los golpes?

No.

¿Podrías hacer silencio en la lectura de mis ojos?

No.

¿Podrías acaso llorar mi entierro en tus besos?

No.

¿Podrías dejar de amar tu orgullo por encima de las disculpas?

No.

¿Podrías entrometer tu opinión con alguna causa que abre la razón?

No.

¿Entonces por qué luchás aún en la derrota?

¿Creés de verdad que provocás un infierno supurando en mis entrañas, 

en mis huesos blancos, 

en mis ojos pálidos,

en las marcas de mi músculo violeta? 

¿Entonces por qué no luchás aún en la derrota? 

¿Creés que fui yo quien se sienta en el último lugar? 

Algún día vas a mirarme con los ojos lejos

Y

No voy a ser tu beso prometido

No voy a ser tu abrazo 

No voy a ser distante, porque, al fin...

me convertiré en piedra



viernes, 11 de febrero de 2022

La noche de las oscuridades

A veces me siento difícil de entender

difícil de atravesar

Me duelen los momentos muertos conmigo,

me duelen las esperas,

me dolés vos porque sé que somos perpendiculares

Me duelen las piernas de tanto estar en vertical,

me duelen las cervicales de esta columna que no se duerme más


Veo mejor en la oscuridad que con las luces prendidas,

pero ya no me veo porque no estoy.

Y vos tampoco,

vos tampoco estás, pero sin embargo, se me mueve la hemoglobina,

esa que me da oxígeno

Necesito respirar y ya no tengo sangre

Necesito recibir en los brazos y en realidad mis brazos tienen marcas,

de todas las veces que pude haberme escrito la angustia


sábado, 29 de enero de 2022

Río abajo

Esconder

En la risa, la sonrisa

La validez de la felicidad 

nunca estuvo en los dientes


Los pasos estresados,

los pies que quieren correr,

pero están trotando el cuerpo

y el cuerpo me está brotando

El cuerpo tiene un adentro y yo estoy afuera:

en el espejo erróneo


Y el cuerpo no está libre 

porque me condiciona el paso hacia atrás

Y la cabeza, un kilogramo

Y la cabeza, un pensamiento 

Y el pensamiento, un río contaminado

El espesor

Me tiran hacia abajo los brazos

que tocan el suelo con los nudillos


Ya no quiero golpearme más,

ya no quiero cederme a la enfermedad

Sí, tiene pus


¿Y por qué?


De mí quiere salir

el agua


viernes, 3 de septiembre de 2021

Isla

Estoy tratando de hacer erupción, 

las sonrisas que grité

Y sin embargo, no puedo echar humo

Todo está desactivado

jueves, 19 de agosto de 2021

Novela (Capítulo 2)

Al día siguiente me levanté y me encontré con que ella no estaba. Me dejó una nota sobre la mesada de la cocina que decía ''Salí con los chicos al parque. No te desperté porque creí que necesitabas descansar un poco más. Te dejé plata para que te compres fiambre y pan. Nos vemos más tarde''.
Salí a la calle con los ojos hinchados y la mirada en el suelo. Unas cuantas valdosas después, llegué a la vereda del supermercado. Entré sin saludar, como de costumbre y me dirigí hasta el área de fiambrería. Pedí lo que necesitaba y luego agarré una bolsa de pan. Ya estaba en la caja cuando me di cuenta de que había dejado el dinero en la cocina. Tuve que dejar todo e ir a casa. Retrocedí varias valdosas más. Antes de llegar, encontré un papel en el suelo con un dibujo muy parecido al que yo había hecho hace unos días. Lo levanté y para mi sorpresa era el mismo dibujo, cursi y sin sentido. Miré hacia arriba y vi cómo el viento se llevaba por la ventana todos mis papeles. Saqué las llaves con el pánico subiéndome a la sien, giré la llave y la saqué muy bruscamente, para darme cuenta de que había introducido la llave equivocada y un pedazo de ella quedó dentro de la cerradura.

Novela (Capítulo 1)

Parte de mi vida es ordenar estos papeles, clasificarlos, agruparlos por nombre, elegir su destino, su utilidad y si ya no sirven desecharlos a la basura. Pero generalmente no hago eso, siempre sirven, se puede reciclar, o volver a usar. Poesía, canciones propias, confesiones, palabras que alguna vez me dieron una idea. Esto que soy yo, es en realidad parte de lo que jamás seré, y de lo que siempre fui.
Tal vez no conozca la compañía de un otro, pero sé qué es lo que me gusta de ella, y cómo la conocí. Siempre fuimos amigos desde el jardín de infantes, pero realmente conocerla significaba verla por momentos mirándose al espejo, siempre al natural, nunca se maquillaba. Ya había pasado un tiempo prolongado desde aquella vez en que le dije que ese chico, que había conocido en un boliche era un buen tipo, y que tenía pinta de ser de buena familia. Pero aunque ahora su amor le pertenecía a él, nunca podrá ver lo que yo veo en ella.
A veces tengo que lidiar con ella. A veces odio que siempre sienta que hace las cosas mal y tenga que disculparse conmigo, sin ningún sentido, que piense que lo único que le queda soy yo y tenga que conformarse con eso. Y yo soy ese ''eso''. Como si fuese la única persona que la entiende, que comprende sus conflictos con gente que conoce muy bien o con personas que le vio la cara una vez en su vida y jamás volverá a recordar, entre gritos de ''dejame caminar tranquila'', o cosas que alguna vez pasaron por su cabeza, y que no se animaría a decir o hacer. Ella sabe defenderse. Y más ahora que está tan peligrosa la calle y siente la necesidad de salir acompañada.
Nunca la escuché quejarse de salir sola, porque me quedaba a jugar a la play en su casa y ella iba a hacer las compras. Que suerte que tuvo conmigo, yo le pasaba los niveles de ese juego que tanto le gustaba jugar, y cuando volvía ya estaba preparada para el siguiente nivel, éramos un buen equipo. Pobre, las cosas que tenía que escuchar cuando salía y yo no estaba para defenderla.
Una noche en que no había nadie en su casa y se habían ido todos nuestros amigos, me contó que una vez salió para comprar lo que íbamos a cenar, y para evitar pasar al lado de un grupo de hombres ancianos que bailaban en la puerta de una escuela, y que anteriormente le habían chiflado y dicho groserías cruzó a la vereda de enfrente y cuando dobló en la esquina lo esperaba un tipo con un cuchillo, que la amenazó con matarla. Para su suerte pasaba un hombre con su hijo, y cuando vio la situación no esperó más y se abalanzó sobre este tipo, que salió corriendo desprevenido. Ese día, cuando llegó a casa luego de lo ocurrido, no dijo una sola palabra. Fue ese día en que ella se encerró en el baño, sin antes dar un portazo y decirme ''No entendes'', a lo que yo respondí ''Son cosas de mujeres, déjenla deben ser las hormonas'' humillándola enfrente de todos sus amigos varones y los míos, ignorándola mientras jugábamos a la play. Ni siquiera levanté la vista de la pantalla del televisor cuando lo dije. Cuando supe de la agresión, arrepentido, me lamenté no haberla acompañado y sentí tanta vergüenza de no haberle preguntado qué le pasaba ese día que cuando terminó nuestra conversación me fui a dormir enojado conmigo mismo, sin saludarla y estuve horas, quizás fueron minutos, pero la verdad es que no me importaba qué hora era, llorando. Me sentía estúpido. Por quedar bien enfrente de mis amigos y los suyos, por un comentario cruel y sin sentido, creí que nunca me perdonaría.